Que me sucede con el mar? es como que me atrae hacia él.  Siento como un imán que me atrae hacia sus costas, sus orillas son como la imagen de una bella mujer que me hace señas, invitándome a que me acerque.

               Sus costas onduladas asemejan a la cintura esbelta de la belleza femenina. ¿Pero, es eso lo que me atrae?, es una pregunta que me hago, sin respuesta alguna, y el mar me sigue atrayendo, siento que me lleva, floto hacia él, vuelo hacia él, sé nadar, pero no como para llegar donde supongo que el mar me quiere llevar.

               Que extraño me siento, lo que al mar se acerca, a la ilusión se pega.

¿Cuántas veces me senté a sus orillas y soñé que me llevaría hacia lo lejos?, que me llevaría a conocer el amor que un día dijeron llegaría a mí. El mar, mi mar, mi océano, mi playa, el sol brillando sobre mi cuerpo semi desnudo, caminado solitario, mojando mis pies sobre la arena húmeda. El mar me trae imágenes ilegibles, intangibles, a veces una enorme melancolía, pero huelo en el aire el pasado, sí, el pasado de tantos hombres que sucumbieron en él.

                Bravíos marinos que con la valentía de la ignorancia o con la valentía coherente de quien sabe de los peligros a los que se acerca, igual se manda hacia la aventura, dejaron sus ilusiones incumplidas y sus amores a la distancia sin saber nunca más de ellos luego de naufragar en aguas tempestuosas e imposibles de dominar.
               Los mares del sur son una eternidad, yo los navegué, yo los Sufrí y los disfruté. Pero hoy, el mar, me atrae hacia él, una gaviota pareciera querer decirme algo, ¿es una gaviota? ¿o es mi inmenso deseo de amar que llena mi mente de imágenes fantásticas? ¡es increíble, escucho una voz! ¿que me dice?,-- camina por esta playa, llévate alimentos y agua potable, caminarás mucho, hasta que encuentres una Rada enorme, parecida a una bahía llena de paz y tranquilidad, como sé,  a ti te gusta, en esa Rada está tu amor esperándote, ella lo sabe, el secreto es quitarle el miedo, infundado, ilegítimo, pero te espera, no la pierdas.... el tiempo transcurre, sí, pero junto con él, el tiempo de vida, o sea, la vida pasa. No debo dejar que pálida ciudad de los poemas invada mi alma esperanzadora.  

Eduardo Pocai