Tu nombre me duele muchacha de sal,
Tus ojos me miran bañados de mar
Tu lluvia ha llenado mi amarga memoria
De dulces recuerdos y una bella historia
Tu boca palpita indiecita mansa
Tus manos me llenan de amor que me alcanza
Tus gaviotas juegan junto a tus toninas
Caminando la playa de tu Rada querida.
Hoy no lloras por mí, ni ya ríes conmigo.
El amor fue muriendo porque lo quiso el destino.
Hoy daría mi sangre por volver a tu lado
Y volver a tener el calor de tus manos,
Para que repitas esa hermosa poesía
Te quiero mi amor, como dijiste aquel día.