Cuando niño, me enamoré de ti; me decía a mi mismo: cuando sea un hombre, te besaré en la boca.
Cada vez que te veía, grande y luminosa, mi amor se acrecentaba, y mis sentidos se confundían con tu enorme belleza.
Hoy, después de muchos años, y haber sufrido inmensos celos, luego que otro ser tocó tu cuerpo, antes que yo, transportado, él, por la nave milagrosa, sigues tan bella como siempre. Miles de hombres hablaron de ti, y no fue sólo uno quien tocó tu piel.
Mis celos desaparecieron por la resignación. Pero mi amor sigue intacto. Ahora tengo la posibilidad de tenerte más cerca, al menos te veo mucho más cerca. Yo no poseo la nave milagrosa, pero cuento con las armas necesarias para acercarte mucho a mi. Además, cuando tu rostro se refleja en mi maravillosa Bahía de Ushuaia, en mi alma renace ese inmenso amor que tengo por ti desde que tuve uso de razón. Mi bella luna, has acompañado mis sueños más románticos!! Has formado parte de mis escritos más sentidos, y has acompañado a mis amores más soñados. ¿Por qué te he amado tanto?
Es tan solo una metáfora, dedicada a mi amor por ti.