No hay muros cuando el amor es grande, cuando aletea por sobre toda dificultad, cuando es correspondido. Cuando una mariposa vuela, y ambos corren detrás de ella, solo por verla, sin dañarla, sin privarla de su maravilloso vuelo; los muros caen ante el amor; sí, es cierto, la mariposa no se detendrá en cualquier sitio, solo lo hará donde encuentre dulzura. Donde pueda libar del mágico elixir que le da la vida. Con el amor sucede exactamente lo mismo. Si no existe ese elixir de vida no habrá amor. Besos, caricias, miradas, sexo, comprensión, aceptación. Te darás cuenta que es el verdadero amor cuando el encuentro con la amada esté rodeado de paz.. y de deseo; solo así.
Eduardo Pocai